jueves, 20 de octubre de 2016

Creación VI


En cierta ocasión, llegué temprano a mi clase de instituto y decidí seguir a la biblioteca, donde habían Liahonas antiguas, tomé una del año 1979 y me detuve a leer un artículo en el que se citaba al Presidente Joseph F. Smith. Después de leerlo una frase me quedó dando vueltas en la mente: “El Hombre no puede adorar al Creador y mirar con indiferencia sus creaciones”*1.

Pensé mucho en esa frase, y me di cuenta de que no contemplaba a las creaciones de Dios al tomar mis decisiones diarias. Nunca me pregunté qué había detrás de lo que comía o de los productos que usaba.

Tiempo después aprendí que los animales vinieron al mundo a cumplir la medida de su creación y hallar gozo en ello. Y comencé a preguntarme si los animales pueden hallar gozo en el trato que les damos.

El Presidente Joseph F. Smith dijo: “El Señor ha dado vida a cada criatura, tanto a los pájaros del cielo como a los animales de la tierra y a los peces de los ríos y mares. A ellos también les fue mandado fructificar y multiplicarse y henchir la tierra. Era la intención de que toda criatura fuera feliz en su elemento correspondiente. Por consiguiente, tomar la vida de alguna de estas criaturas sin necesidad real, es un pecado a la vista del Señor. Es fácil destruir la vida, pero ¿quién puede restituirla, una vez tomada? Por otra parte, ¿no fue también mandamiento a toda criatura, si bien no directamente al menos por extensión, que fuese feliz, cada cual en su esfera?” *2


Mataderos, circos, laboratorios, perreras, zoológicos, granjas de ganadería industrial son lugares que creamos para los animales. Pueden ver gozo en sus ojos?



El Señor ha dado vida a cada criatura, tanto a los pájaros del cielo como a los animales de la tierra y a los peces de los ríos y mares. "


"¿no fue también mandamiento a toda criatura, si bien no directamente al menos por extensión, que fuese feliz, cada cual en su esfera?"
                             

"...tomar la vida de alguna de estas criaturas sin necesidad real, es un pecado a la vista del Señor."


"Es fácil destruir la vida, pero ¿quién puede restituirla, una vez tomada?"

¿Pueden ver el gozo ?

Muchos prefieren creer que esto no ocurre, prefieren mirar hacia otro lado y fingir que no somos responsables de esto, pero recordemos: “El Hombre no puede adorar al Creador y mirar con indiferencia sus creaciones”.*3

Esta realidad puede cambiar si tan sólo dedicáramos un par de minutos a pensar qué efecto causan nuestras decisiones en la creación del Señor. ¿Qué hay detrás de los productos que usamos a diario? ¿La diversión que nos provocan los espectáculos de animales es justificación para mantenerlos en cautiverio? ¿Cómo se fabricaron las prendas que usamos? ¿Qué hay detrás de la hamburguesa que me estoy comiendo?

“Cada año, millones de animales son sometidos, en vivo, a innumerables pruebas y experimentos muy dolorosos para determinar la seguridad de productos cosméticos, de aseo personal y limpieza. Espumas de afeitar, champús y dentífricos son introducidos a presión en el estómago de los animales; inhalan lacas para el cabello; sustancias volátiles son rociadas sobre piel y ojos (test 'Draize'). Otras pruebas, como la de la dosis letal (DL50), causan terribles sufrimientos. En ocasiones, estos experimentos se ocultan tras leyendas como: "clí­nicamente testado" o "testado bajo control dermatológico.

Grandes corporaciones como Unilever, Procter & Gamble, Colgate-Palmolive, Reckitt Benckiser y Johnson&Johnson están entre las principales empresas que experimentan en animales. Todos ellas realizan o encargan test en animales en algún punto de la producción.”*4

Mientras pienso en esto, no puedo más que pensar en la frase del Presidente David O. McKay: "un verdadero Santo de los Últimos Días debe ser bondadoso con los animales, y es bondadoso con toda la creación, porque Dios lo creó todo." *5 Debemos ser bondadosos con la creación, porque las mismas manos que crearon a cada animal, nos crearon a nosotros.

El Presidente Joseph F. Smith dijo:"¿Qué significa ser bondadoso con las bestias del campo y las aves del aire? Es algo más que ser solamente considerado con la vida animal que se nos confía a nuestro cuidado. Es el aprecio agradecido por las creaciones de Dios. Es la lección del amor divino ya que para el Señor toda vida es una sagrada creación para la utilización de sus hijos. ¿Le apoyamos en nuestra tierna consideración por la vida? Nuestro sentido del aprecio debería ser aguzado por el deseo de comprender los propósitos divinos y de mantener el equilibrio de la vida animal en forma ajustada a las necesidades de la creación. El hombre, en su insensible despreocupación por una sagrada responsabilidad, ha sido desconsiderado con la vida. Ha estado destruyendo la vida animal con una total indiferencia de las maldades resultantes que afligirían la tierra.*6

 “Cada día, en muchos países alrededor del mundo, los animales luchan por sus vidas. Son esclavizados, golpeados y encadenados para el “entretenimiento” humano; mutilados y confinados en diminutas jaulas para que nosotros los matemos y consumamos; quemados, cegados, envenenados, y sometidos a vivisección en nombre de la “ciencia”; electrocutados, estrangulados y despellejados mientras aún están vivos para que las personas puedan lucir sus abrigos; y además, sufren otras cosas aún peores.

El maltrato que los animales padecen a manos de los humanos es doloroso, nauseabundo y atroz. Pero a pesar de lo duro que es pensar en él, no podremos detener el sufrimiento animal si simplemente miramos en otra dirección y pretendemos que no está ocurriendo.” *7

Muchos se verán tentados a decir: “Yo no soy culpable”, “No soy yo quien causa ese sufrimiento”, pero si pagamos a otros porque lo hagan, somos cómplices:

 “Sólo porque viene en un lindo paquete exhibido en el supermercado, sólo porque tú no has tomado el cuchillo y se lo has pasado por la yugular, sólo porque tú no tengas sangre en tu ropa, y sólo porque tú no has escuchado sus gritos, no significa que no hayas participado en el asesinato. Cada vez que compramos este producto, estamos apoyando a alguien más para que haga lo que nosotros no queremos hacer, lo que nosotros no queremos ver, y lo que nosotros no queremos escuchar.” *8

Es mucho lo que hay por hacer, pero no permitamos que la magnitud del problema nos paralice. Puede parecer poco lo que podamos hacer, pero siempre será mejor algo que nada. El Élder Richard L. Evans aconsejó una vez: “No podemos hacerlo todo, por todos, en todas partes, pero podemos hacer algo, por alguien, en algún lugar”. *9



Mi intención con estos post ha sido generar conciencia. Que dejemos de ser indiferentes y asumamos nuestra responsabilidad respecto a las creaciones de Dios. Espero haber sido de ayuda.



NOTAS
*1 Juvenile Instructor, abril de 1918, pág, 182.
*2 Joseph Fielding Smith. Citado en la Liahona de febrero de 1962
*3 Juvenile Instructor, abril de 1918, pág, 182.
*4  Tomado de la página de la organización Anima Naturalis: http://www.animanaturalis.org/p/922
*5 David O. MacKay. Conferencia general octubre de 1951
*6 Juvenile Instructor, abril de 1918
*8 James Wildman, charla 101 razones para ser veganos 
https://www.youtube.com/watch?v=4Tk0fMvwIT4

*9 Richard Evans’ Quote Book, 1971, pág. 51.

Leer también Creación I - V











lunes, 10 de octubre de 2016

Creación V


Cada vez que leo las escrituras aprendo algo nuevo, y eso me pasa a menudo leyendo la sección 89 de Doctrina y Convenios. Si bien la mayor parte nos enseña cómo cuidar nuestro cuerpo y las bendiciones que tendremos por ello, no es lo único que dice.

Me gusta mucho el versículo que dice: “Se ha dispuesto todo grano para el uso del hombre y de las bestias, como sostén de vida; no solamente para el hombre, sino para las bestias del campo, las aves del cielo y todo animal silvestre que corre o se arrastra sobre la tierra.” *1

En este versículo nos advierte sobre el propósito de la creación. Se nos enseña que lo que hay en la tierra no es para que el Hombre use y abuse de ello, sino que es para el beneficio de todos los que vivimos sobre la tierra. Si fuésemos prudentes en su uso, no sólo no habría hambre en el mundo entre los seres humanos, sino que la tierra proveería lo necesario para cada criatura que la habita.

Como todas las obras de Dios, la naturaleza es perfecta y está hecha para funcionar en perfecto equilibrio. Cada animal es necesario en el lugar en el que fue creado, lo mismo sucede con cada planta, cada zona climática, etc.

Hay una expresión en el versículo que cité: “como sostén de vida”, puedo asociar esta frase al siguiente versículo: “Y complace a Dios haber dado todas estas cosas al hombre; porque para este fin fueron creadas, para usarse con juicio, no en exceso…”*2

Los recursos que Dios nos da son para sostén de vida, no para usarse en exceso. Es cuando nosotros olvidamos y sobrepasamos ese límite, que todo el equilibrio se rompe. Cuando deseamos tener más y más y no vemos límites, comenzamos a consumir lo que fue creado para nosotros y lo que se creó para los demás.

Este exceso se ve sobre todo, en el consumo desmedido de carne. “En el año 2007 se sacrificaron 60.000 millones de mamíferos y aves para satisfacer el mercado cárnico, es decir para consumo humano.”*3

60.000 millones de seres vivos creados por las mismas manos que nos crearon a nosotros fueron asesinados para satisfacer la demanda de carne. ¿Es necesario?

“Como muchos supondrán, un número tan elevado de animales necesita una ingente cantidad de alimento: El 40% de la cosecha mundial anual acaba en los establos de la ganadería intensiva de los países industrializados, es decir, en el primer mundo. Con una ecuación fácil deducimos que para “producir” 1 kilo de carne bovina son necesarios 9 kilos de cereal, en su mayor parte procedentes de los países pobres, puesto que el 60% de cereales, soja y cacahuetes lo importamos de los países en vía de desarrollo.

Otro dato nos revela que para 200 gr. de bistec se utilizan como pienso hasta 2 kilos de cereal. Pero con 2 kilos de cereal se saciarían unos 8 niños. Actualmente 6 millones de niños mueren de hambre al año y 1020 millones de personas pasan hambre, lo que es igual a una sexta parte de la humanidad. Si los países industrializados redujeran tan sólo un 10% el consumo de carne, 100 millones de personas podrían ser alimentadas adicionalmente, por lo que nadie debería morir de hambre.” *4
Asimismo, para producir una libra de pollo se necesitan 1,960 L de agua, mientras que para producir la misma cantidad de carne de vaca se necesitan 7 L *5




Es curioso que nos asombre y apene el hambre en el mundo, pero inmediatamente sirvamos un trozo de carne en nuestra mesa y olvidemos el sufrimiento que causamos con ello. El hambre de la que nos asombramos, la causamos nosotros mismos con nuestras elecciones.



“Si aprovechásemos por lo tanto el alimento de una manera directa, es decir nos alimentásemos de un modo vegetariano, obtendríamos del mismo trozo de tierra de 5 a 10 veces más cantidad de alimento. Esto significa que si la producción de carne se suspende, se puede alimentar a una gran parte de la población mundial. Por eso todos los que no quieren prescindir de comer carne son igualmente culpables de la miseria y de las muertes por inanición en el tercer mundo. Quien come carne, debería asumir esto conscientemente.” *6
Cuando el Señor dice que nos ha dado el alimento para usarse con juicio, implica pensar, razonar y sobre todo elegir bien. ¿En qué pensamos cuando nos sentamos a la mesa? ¿Pensamos realmente en cuánto daño podemos causar con nuestras elecciones? ¿Pensamos en el dolor que se causa a la criatura que nos estamos comiendo? ¿Provocan nuestros hábitos alimenticios el hambre de millones de seres humanos?
Cerrar los ojos y pretender no enterarnos no nos hará mejores personas, recordemos que “Es imposible que el hombre se salve en la ignorancia” *7


NOTAS
*1 D.yC. 89:14                                   
*2 D.yC.59:20
*3 Tomado del blog Vida Universal
(http://www.vida- universal.es/prensa/consumodecarnecontribuyealhambreenelmundo/index.php)
*4 Ídem
*6 Tomado del blog Vida Universal
(http://www.vida- universal.es/prensa/consumodecarnecontribuyealhambreenelmundo/index.php)
*7 D.yC. 131:6

Ver también: Creación I - IV






jueves, 29 de septiembre de 2016

Creación IV


Creo que todos los miembros de la Iglesia alguna vez hemos tenido que cruzarnos con personas que, por no compartirlas, deciden atacar nuestras creencias aun cuando no las conocen muy bien. Ya sean miembros de otras iglesias o personas ateas, me ha tocado defender lo que creo y notar que, el fanatismo no respeta edades, estratos o credos.

Sin embargo, los ataques y las burlas son mayores cuando decido contar que no como carne. Lo peor es que estos ataques vienen incluso de otros miembros de la Iglesia. Hace poco me pasó en Facebook que una hermana deliberadamente atacó mis ideas y cuando las defendí, se enojó y me borró de su lista de amigos. La discusión habrá durado sólo media hora, pero durante ese tiempo, no pudo darme un solo argumento. Simplemente ella cree que DEBEMOS comer carne “porque sí” y se ofenderá con cualquiera que intente demostrarle lo contrario.

¿Han notado que muchas veces seguimos ciegamente ciertas tradiciones sin saber exactamente por qué lo hacemos? Y peor aún, nos ofende que otro pueda demostrar que estamos equivocados. No es algo nuevo, recordemos que el problema de la incredulidad de los lamanitas venía por las tradiciones de sus padres.*1

Obviamente no quiero acusar de inicuos a nuestros padres, sino que mi intención es que nos detengamos a pensar por qué hacemos lo que hacemos. ¿Qué es lo que motiva mis actos? ¿Cuál es mi objetivo al actuar de determinada manera?

Por ejemplo: ¿por qué oro a Dios? ¿Por costumbre, porque mis padres me lo dijeron o porque realmente siento el deseo de comunicarme con mi Padre? O vayamos a un tema más trivial: ¿por qué me visto de determinada manera? ¿Para llamar la atención, para imitar a los demás o porque deseo cuidar el cuerpo que mi Padre me dio?

Me ha pasado que al hablar de estos temas personas me dicen: no hay que meter la religión en todo o las escrituras no tienen nada que ver, pero como dijo el Señor al profeta José Smith: “…para mí todas las cosas son espirituales”*2, de modo que no importa cuán trivial parezca un tema, de alguna u otra forma terminará acercándonos o alejándonos espiritualmente de nuestro Padre.

Yo quisiera preguntarle a quienes comen carne: ¿Por qué razón lo hacen? ¿Realmente lo necesitan?
Todo lo que hacemos tiene una huella sobre nuestro cuerpo y sobre nuestro espíritu. Para que las huellas espirituales que dejamos sean positivas, el Señor nos ha dado profetas, apóstoles, escrituras, revelación… Quisiera compartir algunas escrituras que hablan específicamente sobre el consumo de carne.

Cuando Noé y su familia llegaron a tierra, el Señor les hizo una advertencia: “Y ciertamente no se derramará la sangre, sino únicamente para alimento y para preservar vuestras vidas; y la sangre de todo animal demandaré de vuestras manos.” *3

Ya en los últimos días, el Señor le reveló al Profeta José Smith:” ¡Ay de aquel que vierte sangre, o desperdicia carne, no teniendo necesidad!” *4

“Sí, también la carne de las bestias y de las aves del cielo, yo, el Señor, he dispuesto para el uso del hombre, con acción de gracias; sin embargo, han de usarse limitadamente; y a mí me complace que no se usen, sino en temporadas de invierno, o de frío, o hambre.” *5

Es curioso cuán fácilmente olvidamos estas escrituras, pero siempre está el que recuerda que: “Y quien manda abstenerse de la carne, para que el hombre no la coma, no es ordenado por Dios.” *6

Ciertamente el Señor no prohíbe el consumo de carne. Sin embargo es necesario analizar lo que dice, por ejemplo: la ley de castidad no prohíbe a las personas tener relaciones sexuales, pero nos dice cuando es lícito tenerlas: cuando un hombre y una mujer están legítima y legalmente casados. Asimismo, el Señor no prohíbe comer carne, pero nos dice cuándo es lícito comerla: “en temporadas de invierno, o de frío, o hambre”*7 y nos advierte: “¡Ay de aquel que vierte sangre, o desperdicia carne, no teniendo necesidad!”*8

En tiempos como los que vivimos en los que hay gran abundancia de alimentos, ¿Comemos carne sólo por necesidad o lo hacemos por simple gusto? ¿Sabemos cuánto sufrimiento hay detrás del gusto que nos damos yendo a Mc Donalds o KFC? ¿Somos conscientes de que al pagar para que se torture y asesinen sistemáticamente millones de animales al año, somos responsables por esas vidas?



Al igual que nosotros, los animales tienen la capacidad de sentir. Que les demos el mote de “animales de granja” y que afirmemos ciegamente que fueron hechos para eso no los hace menos sensibles al dolor.

El presidente George Q. Cannon dijo: “Estas aves, animales y peces no pueden hablar, pero pueden sufrir y nuestro Dios, que los creó, conoce ese sufrimiento y hará responder por ello a quien lo provoque innecesariamente. Es un pecado contra Su Creador.” *9  Tanto si matamos sin necesidad o si pagamos a otro para que lo haga, somos responsables del sufrimiento causado. Provocar dolor a un animal inocente es un acto de maldad y recordemos las palabras de Alma: “La maldad nunca fue felicidad” *10




NOTAS:

*1 Mos. 1:5                                         *5 D. y C. 89:12-13
*2 D.yC. 29:34                                    *6 D.yC. 49:18
*3 TJS Gén. 9: 11                                *7 D.yC. 89:13
*4 D.yC. 49:21                                     *8 D.yC. 49:21
*9 George Q. Cannon, Gospel Truth seleccionado, organizado, y editado por L. Jerreld Newquist
*10 Alma 41:10


Ver también: Creación I - V

lunes, 19 de septiembre de 2016

Creación III


Sobre el final de la publicación anterior hablábamos de la salvación de los animales. Ellos cumplen la medida de su creación, cumplen con la función por la que fueron puestos en la tierra, por eso no hay razón para creer que ellos no serán salvos. Sin embargo, nuestra salvación depende también de cuánto amor y agradecimiento podamos mostrar al Padre por Sus creaciones.

El Presidente Brigham Young enseñó: "Que el pueblo se santifique, y la tierra donde se encuentren será santificada. Que el pueblo se santifique y sea lleno del Espíritu de Dios, y todo animal y cosa que se arrastra serán llenos de paz . . . cuanto mayor sea la pureza que exista, tanto menor será la rivalidad; cuanto más bondadosos seamos para con nuestros animales, tanto más aumentará la paz, y la naturaleza salvaje de la creación irá desapareciendo”*1

“El presidente Brigham Young advirtió también que los Santos de los Últimos Días nunca heredarían el reino celestial hasta que aprendieran a cuidar debidamente de las cosas que el Señor puso bajo su cuidado en esta tierra. Refiriéndose específicamente al ganado, dijo que el pueblo "debería cuidar de su ganado y caballos" y que quien no lo hiciera, ‘sería digno de censura ante los ojos de la justicia’ (Journal of Discourses, volumen 11, pág. 141)”*2

El Presidente Lorenzo Snow, relató en su diario el cambio que hubo en su corazón respecto a su relación con los animales luego de bautizarse. Sobre la caza de animales dijo: "Mientras me adelantaba lentamente en pos de alguna presa, mi mente se posesionó del razonamiento de la naturaleza de mi empresa, que era la de distraerme proporcionándole dolor y muerte a inocentes e indefensas criaturas que tal vez tuvieran tanto derecho a la vida y al gozo, como el que tenía yo mismo. Comprendí que tal intemperancia no tenía ningún justificativo, y con un profundo sentimiento de culpa me puse el arma al hombro regresando al hogar. Desde aquel tiempo al presente no he vuelto a sentir la inclinación por esa criminal distracción.”*3

A mi esposo y a mí nos apena la forma en la que muchas personas abandonan a sus mascotas. No tenemos muchos recursos, pero tratamos de ayudar como podemos. Sabemos de una hermana del barrio que con escasos recursos, rescata animales de la calle y les da una nueva oportunidad. ¡Es realmente un ejemplo!
Hace poco, una vecina se acercó a mi esposo a contarle que detrás de su casa abandonaron un perrito que lloraba y estaba muy mal. Y le dijo que lo rescate. Esta señora tiene más recursos que nosotros, tiene casa propia, cosa que nosotros no, pero se negó a ayudar al animal porque “a mí no me gustan los perros”.

¿Es eso lo que el Señor quiere de nosotros? ¿Que ayudemos sólo a aquellos que nos resulten bellos o agradables? ¿Justifica la indolencia y la falta de ayuda simplemente porque no nos gusta aquel a quien podríamos ayudar? ¿Cuántas veces pudiendo ayudar, decidimos mirar hacia otro lado?
El Presidente Joseph F. Smith dijo: "La bondad con respecto a toda la creación animal y especialmente con los animales domésticos no es solamente una virtud que debe ser desarrollada sino que constituye la absoluta responsabilidad de la humanidad. . . es algo absolutamente injusto tratar cruelmente a cualquier criatura. . . “*4

Como dice el Presidente Smith, la bondad hacia los demás seres vivos es nuestra responsabilidad. No podemos considerarnos buenos santos de los últimos días si miramos con indiferencia el sufrimiento de los animales, menos aún su gozamos con él.

No hace falta tener mucho para poder ayudar, sólo tener el corazón y la mente bien dispuesta*5.

¿A cuántos hemos ayudado hoy?







NOTAS
*1 Journal of Discourses, volumen 1 pág. 203
*2 Gerald E. Jones. El Evangelio y los animales. Liahona, Junio, 1973
*3 Citado por Gerald E. jones. El Evangelio y los animales. Liahona, Junio, 1973
*4 Instructor Juvenil. Feb. 1912
*5 D.yC. 64:34

Leer también: Creación I - V


viernes, 9 de septiembre de 2016

Creación II


“El trato que el hombre ha dado a los animales ha variado desde la adoración hasta la crueldad pura. ¿Cuál es en realidad la voluntad de nuestro Padre Celestial con respecto a los animales?” *1

Por alguna razón, los seres humanos somos mucho más prestos a llenarnos de orgullo, a ser crueles, a ser vanos, que misericordiosos, humildes y compasivos. Es esa tendencia la que hace que nos sintamos dueños de la vida de los demás seres vivos que viven junto a nosotros sobre la tierra.

El Señor le dijo a Adán que “señoreara sobre la creación” y con el pasar del tiempo, la interpretación que se dio fue que el Hombre era libre de destruir las creaciones. Personalmente creo que el mandamiento fue: Sed con mis creaciones, como yo, el Señor, soy con vosotros.

Por esta razón, Él instruyó a Su pueblo para que fueran compasivos con los animales, aunque estos pertenecieran a sus enemigos. Él dijo: “Si encuentras el buey de tu enemigo o su asno extraviado, vuelve a llevárselo.

Si ves el asno del que te aborrece caído debajo de su carga, ¿lo dejarás entonces desamparado? Sin falta le ayudarás a levantarlo.” *2

Cuando reveló a Moisés los 10 mandamientos, recordó decirle que los animales también debían descansar durante Su día*3.

El sabio Rey Salomón dijo: "El justo cuida de la vida de su bestia; mas el corazón de los impíos es cruel"*4

Soy de la idea de que cuando despreciamos a las creaciones del Señor, despreciamos también a las manos que las crearon. Resulta fácil ser bueno con quien puede agradecernos o restituirnos, pero los animales no pueden darnos las gracias, ellos no hablarán bien de nosotros con los demás, no le harán saber a nadie que hicimos una obra de bien. Por eso para algunos, ser buenos con los animales no vale la pena. Ni siquiera consideran que su vida sea importante.

Me gusta mucho la historia que cuenta el profeta José Smith sobre un episodio que ocurrió en el Campo de Sión: “Mientras armaba mi tienda, hallamos tres víboras de cascabel que los hermanos estaban a punto de matar, pero yo les dije: ‘¡Dejadlas; no les hagáis daño! ¿Cómo podrá perder la serpiente su veneno, si los siervos de Dios tienen la misma disposición y siguen combatiéndola? El hombre tiene que tornarse inofensivo para que los animales puedan hacerlo; y cuando el hombre abandone su disposición destructora y cese de destruir al reino animal, entonces el león y el cordero podrán vivir juntos y el niño de teta podrá jugar con la serpiente sin que ésta le haga daño.’ Los hermanos alzaron las serpientes cuidadosamente con palos y las llevaron al otro lado del arroyo. Exhorté a los hermanos a no matar ninguna serpiente, ave o animal cualquiera, durante nuestro viaje, a menos que se hiciera necesario para satisfacer el hambre” *5

Mi segunda área de la misión se encontraba en tierra caliente. Así le llaman en Colombia a las áreas donde las temperaturas son altas durante todo el año. Por ser una zona donde hacía calor, proliferaban los animales, muchos de ellos extraños para mí. Especialmente me resultaban molestas las hormigas. Recuerdo especialmente tres tipos: unas muy grandes que comían todo lo que había alrededor, a las que vi como durante días destruyeron un árbol entero. Había unas medianas, que eran las que solemos ver en todas partes y unas muy pequeñitas que entraban en la casa y se comían todo lo que uno dejara fuera de la heladera. Yo estaba harta de las hormigas y no tenía reparo en matarlas.
Un día, pisé varias hormigas al tiempo que decía: “¡Qué bichos tan asquerosos!”. Un misionero que me escuchó me dijo: “Hermana, esos bichos que a usted le parecen asquerosos, cumplen la medida de su creación”.

En ese momento vi a esos animales de una forma diferente. Me arrepentí de haberlas matado, ya que ellas, a diferencia de mí hacían exactamente aquello que el Padre les había mandado.

Los animales tienen un propósito en esta vida. Son espíritus y tendrán un lugar en presencia de Dios. El profeta José Smith reveló: "Alguien dirá: No puedo creer en la salvación de los animales. Cualquiera que os dijere que esto no puede ser, también os dirá que las revelaciones no son ciertas. Juan oyó las palabras de los animales que glorificaban a Dios, y las entendió. Dios, que hizo las bestias, puede entender todo lo que éstas hablen. Los cuatro animales que Juan vio eran cuatro de los animales más nobles que habían cumplido la medida de su creación, y habían sido salvos de otros mundos, porque eran perfectos: eran como ángeles en su propia esfera. No nos es dicho de dónde vinieron, ni yo lo sé; pero Juan los vio, y los oyó alabando y glorificando a Dios"*6

Los animales serán salvos porque no tienen maldad. Difícilmente nosotros podamos serlo mientras seamos crueles con ellos.



NOTAS
*1 Gerald E. Jones. El Evangelio y los animales. Liahona, Junio, 1973.
*2 Éxodo 23:4-5
*3 Éxodo 20:10
*4 Prov. 12:10
*5 Enseñanzas del Profeta José Smith
*6 Enseñanzas del Profeta José Smith


Leer también Creación I - V





martes, 23 de agosto de 2016

Creación I

Cuando estaba en la misión, me gustaba preguntarle a las personas cuál es su parte favorita de la Creación. Muchos decían las flores, el mar, las estrellas, los animales… Las repuestas eran siempre diferentes, pero en todas se manifestaba el agradecimiento al Padre y a Jesucristo porque, pudiendo formar un lugar práctico y casi vacío, crearon un lugar hermoso a fin de que viniéramos a ser probados.

Con las mismas manos que formaron el cuerpo de Adán y Eva, formaron a las criaturas más diversas, una vegetación increíble, pero lo más asombroso es que todo se creó en total equilibrio. Cada ser es necesario y beneficioso para su ambiente. Lamentablemente fuimos nosotros, Sus hijos, los que deliberadamente decidimos romper todo equilibrio, abusar de los recursos y de los demás seres vivos. No podría haber prueba más grande de ingratitud.

Se imaginan que un ser amado dedique tiempo, invierta sus talentos y habilidades para crearnos un regalo hermoso y nosotros lo destrocemos y lo tiremos a la basura? Dudo que alguien hiciera algo tan cruel, pero sin embargo lo hacemos a diario con las creaciones de Nuestro Padre Celestial.

En la Biblia nos dice que el Padre les dijo a Adán y Eva que “señorearan” sobre la creación. La palabra señorear se sustituyó en la última versión de la Biblia por la palabra “dominio”. Sin embargo la primera me gusta más, ya que me recuerda a la relación que “El Señor” tiene con nosotros. La palabra dominio es, obviamente aplicable: nuestras vidas le pertenecen (Mosíah 4:22), ciertamente tiene dominio sobre nosotros y lo que nos rodea, podría desaparecer todo lo que conocemos, pero elige no hacerlo. Elige ser compasivo y misericordioso.

Como hablaba en una publicación anterior, el buen uso del albedrío radica en saber que se puede hacer el mal, pero elegir no hacerlo. Nosotros, como hijos de Dios, tenemos la potestad de causar daño a nuestro entorno y a otros seres vivos. Y lo hacemos. Porque podemos, lo hacemos; no mostramos compasión por otros seres vivos, abusamos de los recursos, nos excedemos, ejercemos injusto dominio…

Es una pena que pudiendo ser como el Señor, elegimos ser como Satanás y destruir aquello de lo que podríamos cuidar. (D.yC. 50:4).

En marzo del año 1918, la superintendencia general de la Escuela Dominical Deseret, conformada por el presidente Joseph F. Smith, Presidente de la Iglesia, y los élderes David O. McKay y Stephen L. Richards, miembros del Consejo de los Doce, expresaron en un editorial publicado en el Juvenile Instructor: "La naturaleza nos ayuda a ver y comprender a Dios; con todas sus creaciones tenemos un compromiso de servicio y profunda admiración.' (...) el amor por la naturaleza va unido al amor por Dios" (...)"los hombres aprenden más fácilmente relacionándose con todos los aspectos de la creación que en el aislamiento de los intereses humanos" (Pág. 183)".

Sé que somos hijos de Dios, que heredamos de Él un potencial divino, pero sobe todo, la capacidad de ser misericordiosos con lo que nos rodea. Sé que cada ser vivo, cada aspecto de la Creación fueron planeados y creados con amor y dedicación y que de nosotros depende cuidarlos y ser con ellos, tal como el Señor es con nosotros. En el nombre de Jesucristo. Amén.






Leer también Creación II - V