lunes, 19 de septiembre de 2016

Creación III


Sobre el final de la publicación anterior hablábamos de la salvación de los animales. Ellos cumplen la medida de su creación, cumplen con la función por la que fueron puestos en la tierra, por eso no hay razón para creer que ellos no serán salvos. Sin embargo, nuestra salvación depende también de cuánto amor y agradecimiento podamos mostrar al Padre por Sus creaciones.

El Presidente Brigham Young enseñó: "Que el pueblo se santifique, y la tierra donde se encuentren será santificada. Que el pueblo se santifique y sea lleno del Espíritu de Dios, y todo animal y cosa que se arrastra serán llenos de paz . . . cuanto mayor sea la pureza que exista, tanto menor será la rivalidad; cuanto más bondadosos seamos para con nuestros animales, tanto más aumentará la paz, y la naturaleza salvaje de la creación irá desapareciendo”*1

“El presidente Brigham Young advirtió también que los Santos de los Últimos Días nunca heredarían el reino celestial hasta que aprendieran a cuidar debidamente de las cosas que el Señor puso bajo su cuidado en esta tierra. Refiriéndose específicamente al ganado, dijo que el pueblo "debería cuidar de su ganado y caballos" y que quien no lo hiciera, ‘sería digno de censura ante los ojos de la justicia’ (Journal of Discourses, volumen 11, pág. 141)”*2

El Presidente Lorenzo Snow, relató en su diario el cambio que hubo en su corazón respecto a su relación con los animales luego de bautizarse. Sobre la caza de animales dijo: "Mientras me adelantaba lentamente en pos de alguna presa, mi mente se posesionó del razonamiento de la naturaleza de mi empresa, que era la de distraerme proporcionándole dolor y muerte a inocentes e indefensas criaturas que tal vez tuvieran tanto derecho a la vida y al gozo, como el que tenía yo mismo. Comprendí que tal intemperancia no tenía ningún justificativo, y con un profundo sentimiento de culpa me puse el arma al hombro regresando al hogar. Desde aquel tiempo al presente no he vuelto a sentir la inclinación por esa criminal distracción.”*3

A mi esposo y a mí nos apena la forma en la que muchas personas abandonan a sus mascotas. No tenemos muchos recursos, pero tratamos de ayudar como podemos. Sabemos de una hermana del barrio que con escasos recursos, rescata animales de la calle y les da una nueva oportunidad. ¡Es realmente un ejemplo!
Hace poco, una vecina se acercó a mi esposo a contarle que detrás de su casa abandonaron un perrito que lloraba y estaba muy mal. Y le dijo que lo rescate. Esta señora tiene más recursos que nosotros, tiene casa propia, cosa que nosotros no, pero se negó a ayudar al animal porque “a mí no me gustan los perros”.

¿Es eso lo que el Señor quiere de nosotros? ¿Que ayudemos sólo a aquellos que nos resulten bellos o agradables? ¿Justifica la indolencia y la falta de ayuda simplemente porque no nos gusta aquel a quien podríamos ayudar? ¿Cuántas veces pudiendo ayudar, decidimos mirar hacia otro lado?
El Presidente Joseph F. Smith dijo: "La bondad con respecto a toda la creación animal y especialmente con los animales domésticos no es solamente una virtud que debe ser desarrollada sino que constituye la absoluta responsabilidad de la humanidad. . . es algo absolutamente injusto tratar cruelmente a cualquier criatura. . . “*4

Como dice el Presidente Smith, la bondad hacia los demás seres vivos es nuestra responsabilidad. No podemos considerarnos buenos santos de los últimos días si miramos con indiferencia el sufrimiento de los animales, menos aún su gozamos con él.

No hace falta tener mucho para poder ayudar, sólo tener el corazón y la mente bien dispuesta*5.

¿A cuántos hemos ayudado hoy?







NOTAS
*1 Journal of Discourses, volumen 1 pág. 203
*2 Gerald E. Jones. El Evangelio y los animales. Liahona, Junio, 1973
*3 Citado por Gerald E. jones. El Evangelio y los animales. Liahona, Junio, 1973
*4 Instructor Juvenil. Feb. 1912
*5 D.yC. 64:34

Leer también: Creación I - V


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