Sobre el
final de la publicación anterior hablábamos de la salvación de los animales.
Ellos cumplen la medida de su creación, cumplen con la función por la que
fueron puestos en la tierra, por eso no hay razón para creer que ellos no serán
salvos. Sin embargo, nuestra salvación depende también de cuánto amor y
agradecimiento podamos mostrar al Padre por Sus creaciones.
El Presidente
Brigham Young enseñó: "Que el pueblo se santifique, y la tierra donde se
encuentren será santificada. Que el pueblo se santifique y sea lleno del
Espíritu de Dios, y todo animal y cosa que se arrastra serán llenos de paz . .
. cuanto mayor sea la pureza que exista, tanto menor será la rivalidad; cuanto
más bondadosos seamos para con nuestros animales, tanto más aumentará la paz, y
la naturaleza salvaje de la creación irá desapareciendo”*1
“El
presidente Brigham Young advirtió también que los Santos de los Últimos Días
nunca heredarían el reino celestial hasta que aprendieran a cuidar debidamente
de las cosas que el Señor puso bajo su cuidado en esta tierra. Refiriéndose
específicamente al ganado, dijo que el pueblo "debería cuidar de su ganado
y caballos" y que quien no lo hiciera, ‘sería digno de censura ante los
ojos de la justicia’ (Journal of Discourses, volumen 11, pág. 141)”*2
El Presidente
Lorenzo Snow, relató en su diario el cambio que hubo en su corazón respecto a
su relación con los animales luego de bautizarse. Sobre la caza de animales
dijo: "Mientras me adelantaba lentamente en pos de alguna presa, mi mente
se posesionó del razonamiento de la naturaleza de mi empresa, que era la de
distraerme proporcionándole dolor y muerte a inocentes e indefensas criaturas que
tal vez tuvieran tanto derecho a la vida y al gozo, como el que tenía yo mismo.
Comprendí que tal intemperancia no tenía ningún justificativo, y con un
profundo sentimiento de culpa me puse el arma al hombro regresando al hogar.
Desde aquel tiempo al presente no he vuelto a sentir la inclinación por esa
criminal distracción.”*3
A mi esposo y
a mí nos apena la forma en la que muchas personas abandonan a sus mascotas. No
tenemos muchos recursos, pero tratamos de ayudar como podemos. Sabemos de una
hermana del barrio que con escasos recursos, rescata animales de la calle y les
da una nueva oportunidad. ¡Es realmente un ejemplo!
Hace poco,
una vecina se acercó a mi esposo a contarle que detrás de su casa abandonaron
un perrito que lloraba y estaba muy mal. Y le dijo que lo rescate. Esta señora tiene más recursos que nosotros, tiene casa propia, cosa que nosotros no, pero
se negó a ayudar al animal porque “a mí no me gustan los perros”.
¿Es eso lo
que el Señor quiere de nosotros? ¿Que ayudemos sólo a aquellos que nos resulten
bellos o agradables? ¿Justifica la indolencia y la falta de ayuda simplemente
porque no nos gusta aquel a quien podríamos ayudar? ¿Cuántas veces pudiendo
ayudar, decidimos mirar hacia otro lado?
El Presidente
Joseph F. Smith dijo: "La bondad con respecto a toda la creación animal y especialmente
con los animales domésticos no es solamente una virtud que debe ser
desarrollada sino que constituye la absoluta responsabilidad de la humanidad.
. . es algo absolutamente injusto tratar cruelmente a cualquier criatura. . . “*4
Como dice el
Presidente Smith, la bondad hacia los demás seres vivos es nuestra
responsabilidad. No podemos considerarnos buenos santos de los últimos días si
miramos con indiferencia el sufrimiento de los animales, menos aún su gozamos
con él.
No hace falta
tener mucho para poder ayudar, sólo tener el corazón y la mente bien dispuesta*5.
¿A cuántos hemos ayudado hoy?
NOTAS
*1
Journal of Discourses, volumen 1 pág. 203
*2 Gerald E. Jones. El Evangelio y los
animales. Liahona, Junio, 1973
*3 Citado por Gerald E. jones. El Evangelio
y los animales. Liahona, Junio, 1973
*4 Instructor Juvenil. Feb. 1912
*5 D.yC. 64:34
Leer también: Creación I - V
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